Libro que describe un México remoto de gran riqueza natural e historia.
ISBN: 978-970-764-960-6

Conclusiones



La población humana, actualmente estimada en 7 mil millones de personas, seguirá creciendo a una tasa anual promedio de 100 millones, demandando cada vez más recursos naturales a un planeta que ha sufrido la peor depredación de todos los tiempos a partir de la Revolución Industrial.

            Las predicciones demográficas más conservadoras afirman que en menos de un siglo (año 2100) la cifra rebasará los 15,000 millones de habitantes; una terrorífica sobrepoblación que, al igual que hoy, requerirá de aire limpio, agua potable, alimentos y fuentes de energía para subsistir. Cuando llegue ese momento, el actual discurso del “desarrollo sostenible” se habrá convertido en una utopía del pasado, ya que por más grande e inagotable en recursos que hoy nos parezca el planeta, no deja de ser un medio físico limitado.

            En el futuro próximo la humanidad además enfrentará los efectos del cambio climático, amenaza que los científicos advierten podría tener alcances apocalípticos. Y no hay que olvidar la pobreza que sufre la mayor parte de la población, flagelo social que propicia mayor depredación de los recursos naturales.

            Así pues, en la medida que aumente la población y se agoten los recursos en tierra, los océanos cobrarán mayor importancia; poco a poco la limitada soberanía geopolítica sobre la Zona Económica Exclusiva se tornará más estricta y territorial, inclusive es predecible que surjan conflictos entre naciones por el control de aguas oceánicas internacionales.

            Las islas se convertirán en puntos extremadamente valiosos para los países que las posean y aunque el calentamiento global provocará que muchas desaparezcan bajo el agua, la inmensa mayoría de las mexicanas prevalecerá emergida, sin que se afecte la extensa Zona Económica Exclusiva que actualmente representan para el país.

            Por otro lado, los mexicanos debemos prevenirnos para que no se repita la historia; la delicada situación política y social que vive hoy el país resulta muy similar a las que en épocas pasadas desencadenaron conflictos internos, mismos que provocaron se descuidara el territorio insular, condición que a su vez fue aprovechada por naciones oportunistas.

            Quizá el futuro luzca poco esperanzador; sin embargo, estamos justo a tiempo para remediarlo, únicamente se necesita un poco de sensibilidad y entendimiento de que en lo individual somos parte de la solución. La participación civil es fundamental para detener la depredación y contaminación que sufren mares e islas. Exigirlo a las autoridades es obligación de los ciudadanos.

            Los océanos y sus islas seguirán siendo campo fértil para la investigación, generadores de fabulosos descubrimientos. Es de esperarse que durante el siglo XXI la ciencia avance a mayor velocidad, y junto con ella la tecnología, que sin duda tendrá que ser más justa y amigable con el medio ambiente.

            El aprovechamiento racional de los recursos marinos es indispensable, no sólo para conservar plantas y animales, también para nuestra propia especie.

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